Son como esas velas que nunca se pueden apagar, que después de soplar se vuelven a encender; vez tras vez, que después de tres soplidos decides quitarlas y enjugar tus dedos tomar el pabilo con ellos y así terminar con el fuego que existe en ella.
Una flor, una mariposa, un tabaco y mi imaginación. El sol, una montaña cubierta de arboles, frio, un oxxo. El viento, nieve, lluvia, las nubes y mi “león”. Una mirada, tus cejas, una abrazo, una sonrisa y mi “mini”. Tu cabello entre mis dedos, una caricia la mirada perdida, y Liverpool. Un coco, el tiempo, colores y un espejo. Las palabras, los golpes, el llanto y una pluma. Una canción, el suelo, las estrellas, la noche y unos guaraches. Todo comenzará y terminara de la misma manera, atención, sensación y la alucinación
Somos como un cajón en la que guardamos nuestros secretos más escondidos, de esos que avergüenzan, de los que nos hacen ser quien somos, porque después de leer esto sabré que no me agrada, que debí haber le puesto más cosas para la persona que amó, un poco de rabia, que las personas al decir ser las mejores son nuestro ejemplo, una queja, un mensaje que todos podamos seguir, una guía.
Eres como un pastel sin chantilly, de chocolate, sabor a vida.